DE MI LIBRETA

Por José Patiño Patiño

Lo que siempre hemos pensado, ahora nos lo comprueba el comentario que nos hace Angelica Beltrán desde la Cámara de Diputados, en donde los empresarios demuestran su poder, tomando determinaciones desde el mismo poder presidencial, y con el apoyo de los Diputados , logran obtener Leyes que en lugar de perjudicarles, los beneficie.

Los cabilderos, personajes que representan a grandes empresas en todos los rubros y que cobran altas comisiones por influir en las decisiones al interior del Congreso de la Unión, para que las leyes en vez de perjudicar beneficien a las empresas que representan, han sido sustituidos por legisladores en muchos casos y desde hace varias décadas.

Desde tiempos de los presidentes Miguel de la Madrid, siguiendo con Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón y ahora Enrique Peña Nieto, los empresarios han incursionado en la política y desde las entrañas del poder toman directamente decisiones a favor de sus empresas.

De tal modo que no es de relevancia, desde el punto de vista de la influencia que pueden lograr, el padrón de cabilderos de unos 550 que se registrarán en la Cámara de Diputados y cuya lista –en aras de la transparencia– se publicará esta semana en la gaceta parlamentaria.

Sobre todo si observamos que dentro del recinto de San Lázaro las curules son  ocupadas por los representantes de empresas más que representantes del pueblo.

Al menos los 200 diputados de representación proporcional, mejor conocidos como plurinominales, representan en su mayoría a empresas no a ciudadanos.

En la actual LXIII legislatura la diputada del PVEM, Adriana Sarur Torre, quien repite diputación federal por segunda ocasión, ocupa un escaño para incidir en las leyes a favor del Grupo Salinas que agrupa TV Azteca, Elektra, Salinas y Rocha, entre otras.

 En paralelo, el senador del PAN, Javier Lozano, ha sido más que claro en su quehacer como legislador, pues ha mostrado que su trabajo es en defensa de grandes empresas como la minera Grupo México, no de los ciudadanos.

 Y es que desde la implementación del neoliberalismo en México, a principios de los años 80 del siglo pasado, el sector empresarial fue más allá de representantes como los cabilderos.

 Y en su ámbito de influencia ha colocado en las curules a sus defensores, quienes hacen las veces de cabilderos, pero bajo el disfraz de representantes del pueblo.

  Aunque claro, siguen existiendo cabilderos contratados por empresas de menor poder, pero la realidad es que los poderes fácticos cuentan con sus propios diputados y senadores desde hace más de cuatro décadas y dentro de todos los partidos.

 De ahí que el slogan de los diputados sinónimo de representantes sociales es un discurso más dentro de nuestra incipiente democracia.

Esta situación, es la que mas le pega al pueblo, puesto que los empresarios sobre todo los mas grandes con empresas nacionales e internacionales,  hacen lo que quieren con el majeo de los precios de sus productos, y el pueblo es el que paga las consecuencias de al no poder satisfacer sus necesidades con los salarios de hambre que se les paga a los obreros, mientras los grandes empresarios, obtienen miles de millones de utilidades.

Siempre argumentan que son los que generan empleo, y por lo tanto el Gobierno, les ofrece beneficio en charola de plata, para que no se cambien de país, sin importar las carencias y las necesidades de los mexicanos, quienes en su gran mayoría seguimos esperando los beneficio de los Gobiernos Revolucionarios.

Ya han pasado varios sexenios, y en ninguno, se ha beneficiado al trabajador, al empleado a los obreros, pero los diputados, si reciben sus beneficios para cabildear y lograr que lo que piden los empresarios se cumpla.

 

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Revista Noroeste

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