La Obediencia y la Lealtad

.Por José Patiño Patiño.

Lo que todo líder o gobernante anhela  es no solo tener la obediencia de su gente, sino su lealtad porque esto implica  que lo seguirán en todo momento . En tanto que los que están por obediencia,  son los primeros en traicionar  o en abandonar  la trinchera cualquiera que esta sea.

Hay ocasiones en que no sabemos leer la naturaleza humana,  y los que ejercen el poder  no saben diferenciar entre lo que una verdadera amistad y la conveniencia. Sobre todo porque desarrollan  un agudo sentido  de la desconfianza.

Los elementos para conseguir la lealtad, , es el contacto y cercanía, con la gente  ya sean amigos o aliados  o colaboradores.

Por eso en México la mayoría de los gobernantes,  y políticos,  lo que obtienen es la obediencia,  y no la lealtad.

Ejemplo, ahí  del Presidente de la República,  es raro por no decir rarísimo,  de que realmente despierte un elemento de lealtad.

El último caso  quizá fue Lázaro Cárdenas, el resto se encerró en los Pinos  y en Palacio Nacional y desde ahí ha mandado y dispone.

Gracias a que el Presidente  tiene obediencia y no lealtad. Y esto se puede palpar , con el funcionario que sale o resulta beneficiado, con la bendición del dedo presidencia, pues lo primero que hace es traicionar al que lo designó.

La Lealtad en México funciona entre camarillas,  y grupos. Funciona, por la cercanía  el contacto y la comunión de intereses.

Pero  a mayor escala,  solo se consigue obediencia,  a menos que surja   un Gobernante  que es al mismo tiempo un verdadero caudillo.

Lo anterior no se ve muy seguido,  porque la burocracia  del poder  apaga toda chispa  de genio  y de ingenio.

A diferencia de la obediencia que se obtiene simplemente,  desde una posición de poder  y dura lo que tarda en  perderse  esta posición de fuerza  la lealtad debe construirse .

Para que un gobierno realmente haga historia transformando a la sociedad,  se debe contar con esa triple lealtad: La de los funcionarios,  de los empleados,  de la sociedad,  y la de los aliados.

Hay resto hay que exigirle obediencia. Para ello requiere la cercanía.

Si el Gobernante se deja secuestrar por un grupo,  que le maneja la agenda,  y le escoge a los amigos, y enemigos,  nunca tendrá lealtad .

Si por el contrario,  aprende a vivir entre sus gobernados,  tendrá de ellos lealtad,  para lograr los más altos propósitos.

La obediencia  es algo que un Jefe puede obtener,  pero la lealtad es distinta indefinida y debe ganarse .

Por lo tanto, quien trata de convivir  con sus gobernados, sin distinción alguna de grupos, puede motivar la confianza de sus gobernados,  y puede ser también el eslabón, para que sus funcionarios y empleados, comprendan que para salir airosos de la responsabilidad, que tiene, debe existir ese acercamiento  continuo.

El mejor camino para tener éxito, y unidad  es indispensable, buscar siempre, el acercamiento con los sectores, con la sociedad, y una constante labor de acercamiento con su equipo y empleados.

Algunos gobernantes, lo han entendido, por su experiencia política, pues en los diferentes cargos políticos que haya ocupado, se aprenden los mejores caminos para llegar o lograr las metas que se proponen y entre ellas, se encuentra la amistad y la coordinación de esfuerzos, con todo su equipo y gobernados.

 

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Revista Noroeste

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